El año 2003, Nacha Cassinello Espinosa se sumergió en el mundo de la acuarela y se enamoró por completo de la técnica. Desde ese momento se ha convertido en su mejor compañera de camino, disfruta mezclando colores y con su textura única. Para la artista, pintar con sus acuarelas supone un momento de tranquilidad y relajación, pero también de emoción y entusiasmo.
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